Esta es la sexta elección presidencial que cubro y no recuerdo una incertidumbre más grande, reflejada en las dos encuestadoras más serias (y las portadas que generan):
¿Cómo explicar las diferencias, al parecer tan grandes entre estas encuestas?
Hay varias razones para explicar por qué Lescano tiene, por ejemplo, 8.2% en una y, al parecer, casi el doble (14,7%) en otra. Suena descabellado pero no lo es.
En este post vamos a aclarar por qué las diferencias, qué significan y qué nos dicen realmente de cómo estamos.
1. LA VIEJA CONFIABLE: EL MARGEN DE ERROR
El margen de error en ambas encuestas es muy parecido: ±2,8 en IEP y ±2,5 en Ipsos. Eso significa que, por ejemplo, perfectamente Keiko podría tener +2,5 puntos de los que figura en El Comercio y, a su vez, Lescano tener-2,5.
Con lo cual podríamos también decir:
IPSOS
Keiko 13,7
Lescano 12,2
¿Se parece más al orden de IEP, verdad? Estas cifras son totalmente válidas dentro del propio margen de error admitido por Ipsos.
Es decir, cualquier diferencia menor a 2,5 puntos no es significativa. Se llama empate técnico.
Viendo solo el margen de error, se podría decir que hay un pelotón clarísimo de cuatro punteros: YL, KF, VM y HDS. En cualquier orden.
Eso no significa que ellos sean los únicos con chances de pasar a la segunda vuelta. Hay que ver otras cosas.
2. DIFERENCIAS METODOLÓGICAS
Esta elección ya es difícil de rastrear con una opinión pública que no se ha fragmentado: se ha atomizado. Pero a eso hay que agregarle la pandemia, que ha hecho que IEP prefiera llevar sus encuestas por celular. Esto, con 18 candidatos en juego, es un claro factor en contra.
¿Entonces es mala la encuesta del IEP?
No. De hecho, IEP parece estar tratando de compensar este sesgo llegando a 404 distritos del Perú. Es una muestra bastante más amplia que la de Ipsos, que llega a solo 122 distritos.
¿Entonces es mala la encuesta de Ipsos?
No. De hecho ellos, al hacer la encuesta presencial, sí pueden realizar simulacros de votación, un tipo de sondeo mucho más exacto que leer una lista larga de nombres.
¡¡¡Entonces la del IEP es mala!!!
No. Ellos salieron al campo el 1º de abril, después de los debates. En cambio, Ipsos, salió el 31 de marzo cuando aún no se producía la debacle final de López Aliaga.
¡¡¡Si Ipsos no cubrió el debate no sirve!!!
Vamos a tener que pasar a un punto aparte.
3. PARA QUÉ SIRVE UN DEBATE
La misma IEP –la encuestadora que decidió esperar a que acaben los debates para realizar su sondeo– trae este dato, cuya imagen me robo de Henry Ayala:
Solo un 10% declara que los debates le hicieron cambiar de voto.
¡¡¡Entonces los debates no sirvieron de nada!!!
No. Volvamos al primer punto: los punteros se pisan los talones y un flujo de 10% del electorado cambiando de voto en estas circunstancias es, francamente, importantísimo.
Lo interesante es el caso de RLA que sale bien ubicado en la encuesta que sí mide el impacto del debate.
¡¡¡Eso es imposible!!! ¡¡¡Manipulación!!!
Es perfectamente explicable por lo que vimos en el punto 2. Quizás la muestra del IEP favorece distritos en los que López Aliaga está fuerte o simplemente al escuchar un nombre familiar por teléfono dices que votarás por él.
Este tipo de sesgos (los del punto 2) son imposibles de cuantificar, exceden el cálculo del margen de error y pueden levantarte o hundirte un par de puntitos (lo que en otras circunstancias habría sido anecdótico… pero hoy crispa los nervios).
El caso es que cada encuesta presenta elementos de haber sido hecha con rigurosidad y, en sus fichas técnicas, reconocen sus propios sesgos. El problema es que no todos somos estadísticos y nos quedamos con los números de las portadas de los diarios. Las encuestadoras simplemente toman las fotos y, en la letra pequeñita, te ponen las circunstancias en las que fueron tomadas.
No son ellas, somos nosotros.
4. VOTO VÁLIDO VS VOTO EMITIDO
Hay un punto técnico final, que insinuamos al inicio de esta columnita: por qué las cifras (no el orden) también son tan distinas. En El Comercio son más grandes que en La República. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que Lescano tenga casi la mitad en IEP respecto de Ipsos?
Aquí entra esa pesadilla mágica que es el voto válido. Como ustedes saben, un voto viciado y un voto blanco significan lo mismo: son inválidos. No sirven. Un voto que se bota. Literalmente.
Los votos emitidos siempre son más que los válidos. Y si solo cuentas los válidos… los porcentajes se inflan.
La portada de El Comercio solo muestra votos VÁLIDOS, por eso las cifras son más abultadas que en La República, que solo muestra «intención», es decir, EMITIDOS.
Iván Lanegra pasó ambas a «votos emitidos» y terminamos viendo que, sí, que efectivamente las dos encuestas, al final, sí pintan un cuadro muy parecido.
Hay un par de diferencias notorias: Forsyth y López Aliaga, que me parecen explicables por los puntos 1 y 2 de esta columna.
Pero sigamos pensando en votos emitidos vs votos válidos porque ahora tenemos que hablar de…
5. EL HORROR: EL CONGRESO
Aquí me parece muy útil este cuadro de El Comercio. Presten atención a la tercera columna la que dice VOTOS EMITIDOS, en gris.
Fíjense cuántos partidos se ubican por encima de la mítica valla del 5% que les permitirá seguir existiendo. Son pocos, ¿no?
Pues ahora fíjense en la última columna, la que dice VOTOS VÁLIDOS en rojo y cuenten cuántos partidos se ubican ahora por encima del 5%. ¿Ven la diferencia?
CINCO (5) partidos versus DOCE (12) partidos
Como hay tanto voto blanco o viciado, la valla baja. En vez de tener un congreso con cinco partidos, algo razonable, nos encaminamos al infierno de tener doce bancadas. Solo para que comparen: el actual y nefasto Congreso se eligió con nueve bancadas.
Ahora podríamos tener 12 bancadas. Para empezar.
Si no entienden por qué, les dejo este gráfico muy útil de Kipu Visual:
Lección: NO VOTES VICIADO. NO VOTES EN BLANCO.
Ayúdanos a tener un Congreso menos caótico.
6. YA, ¿PERO QUÉ ESTÁN DICIENDO LAS ENCUESTAS?
A diferencia del ánimo imperante en las redes, las tendencias no me parecen tan catastróficas. Hay buenas noticias para los bandos liberales/progresistas. Algunas conclusiones de mi lectura de las cifras:
- Todo indica que Pedro Castillo está creciendo a costa de Lescano. No le quita tanto a Verónika (pero le quita, y cada décima de punto es crucial).
- La tendencia a la baja de Forsyth continúa indefectible. Lenta pero segura. A nadie le conviene empezar primero en una elección peruana.
- López Aliaga hace rato que ha llegado a su techo, pero su voto es duro. Ningún ridículo es demasiado grande como para hacer retroceder a los «rafaelistas».
- De Soto sigue subiendo, aupado principalmente por jóvenes limeños de los sectores A/B. Ppkausas del bicentenario.
- Keiko y Verónika siguen estancadas en el big picture, pero si te asomas a las regiones verás que ambas suben y caen en distintas regiones. Chocolateo fuerte.
- A todos les convendría pasar con Keiko a la segunda vuelta (o López Aliaga, pero a este yo ya lo tendría por descartado).
Salvo esto… poco más.
Son, por supuesto, interpretaciones discutibles. Sugiero leer este hilo de Jonathan Castro y este de Henry Ayala.
El caso es que el 11 de abril las certezas serán pocas.
Las certezas de cuál es la situación, quiero decir. Porque las certezas de qué te toca hacer el domingo… están allí.
7. PROGNOSIS/NECROPSIA
A lo largo de esta campaña, ningún candidato ha podido superar con claridad la barrera del 10% de intención de voto. Ese es el apoyo real del siguiente presidente: 9 de cada 10 peruanos no habrán votado por él (o ella).
Ese será un presidente muy vacable.
Y lo sabrá el próximo Congreso.
Que también será un Congreso muy disoluble.
Poco se puede hacer para evitar la caída del meteorito de la inestabilidad 2021 – 2026. Quizás aglutinarse alrededor de una candidatura.
Para variar, esta semana será crucial. Un consejo: no se dejen marear por las tendencias tuiteras o las cadenas whatsapperas. En vez de eso, presten atención a estas cifras. Son mucho más claras que lo que parecen.
Insisto: no hablo de certezas sobre quién está medio punto encima de quién.
No.
Hablo de tendencias, de estrategia, de decisiones.
En ese rubro, yo diría que, a estas alturas, las cifras son prístinas. Las cartas están sobre la mesa.
Hora de decidirse.
Hora de tragarse sapos.
Hora de elegir tu mal menor.