Sara Flores, una artista shipibo-conibo de 74 años, ha marcado un hito al llevar los diseños kené al icónico bolso ‘Lady Dior’, un símbolo de moda global. En esta novena edición de 2024, Dior invitó a Sara a reinterpretar este accesorio legendario, llevando con ella la voz y la esencia de su cultura. Conversamos con ella tras la noticia y también sobre la protección del arte indígena frente a la apropiación cultural.
Escribe: Sophia Castillo
Fotos: Kevin Romann
“Nunca pensé llegar aquí, pero la vida es así”, reflexiona Sara Flores desde Miami en una llamada telefónica. El pasado 7 de noviembre, se anunció que el arte kené, que Sara ha practicado desde niña, llegó a la prestigiosa casa francesa Dior, adornando el emblemático bolso Lady Dior. Este accesorio, que originalmente fue diseñado en honor a la fallecida princesa Diana de Gales, ahora lleva los trazos del arte shipibo-conibo. “Estoy alegre y feliz con mis amigos que están aquí conmigo”, agrega emocionada.
Sara Flores Valera (74) se convierte en la primera artista peruana en intervenir el diseño del icónico bolso Lady Dior. Junto a su hija y al equipo de Dior, está realizando una gira que abarca Europa y Estados Unidos, presentando esta pieza única, cuyo valor podría oscilar entre los 7,000 y 25,000 euros. “Mi trabajo no lo hago por hacer. Viendo que ellos lo aprecian y que la gente puede llevar un bolso pintado con arte shipibo, ¿qué más puedo decir? Mi trabajo tiene valor”, afirma con orgullo.
Nacida en 1950 en la comunidad nativa de Tanbo Mayo, Flores recibió el nombre shipibo de Soi Biri, que significa “bien hecho” o “dibujado con precisión”. A los 14 años, inició su aprendizaje en el arte del kené bajo la guía de su madre, quien le inculcó la práctica conocida por los shipibo como joni-ati o “hacer personas”.
“Con esa enseñanza yo he ido mejorándola y haciéndola no sólo para vender. Yo hago mi trabajo con mucho cuidado y cariño para ofrecerlo”, explica. Cuando su madre enfermó, juntas tuvieron que mudarse a Yarinacocha, Pucallpa, ya que en su comunidad no contaban con una atención médico adecuada. “Ella me dejó un trabajo para sobrevivir y ayudar a los que no tienen en la comunidad”, agrega.
Los Shipibo-Conibo creen que el kené se revela exclusivamente a las mujeres y se transmite por sucesión matrilineal. Fiel a esta tradición, Sara Flores ha pasado este arte a sus hijos, y ahora sus nietas también lo están aprendiendo. “Ellas están viendo el trabajo, que es algo muy lindo de tener y que aún se puede mejorar”, expresa.
Reconocimiento global: de la Amazonía a las galerías del mundo
El pasado 13 de diciembre de 2023, la galería de arte contemporáneo White Cube puso en exhibición el arte de Sara Flores en su sede de Paris. El centro colocó seis piezas de la artista a quien presentó como «una de las artistas contemporáneas más destacadas de la cuenca amazónica”. Además, la colección quedó también abierta al público mediante la página web para quienes estén interesados en adquirir algún telar.
Esta muestra luego pasó para la misma galería, pero ubicada en Nueva York. Algo que menciona mucho Sara en la entrevista que le hago es que siempre busca “ayudar” a sus pares. Y no es para menos. Según un informe emitido por la CIDH, la comunidad shipibo-conibo fue la más golpeada por el COVID-19 debido al aislamiento y la falta de atención médica apropiada. Eso, sumada a la minería ilegal que a muchos de ellos los ha desplazado y el asesinato a los líderes medioambientales.
En 2016, el Shipibo-Conibo Center de Nueva York asumió la representación de Sara Flores, llevando su arte a todo el mundo. Fue la misma Sara quien definió los términos de este pacto de reciprocidad. Es así que, de la mano de esta organización, llevan tres proyectos importantes.
El programa legal, el cual se encarga de brindar defensa a las comunidades indígenas amenazadas por delitos ambientales, invasiones de tierras y diversas formas de criminalización y explotación. El ‘Koshicoop’, una iniciativa que fomenta la coordinación entre las comunidades agrícolas indígenas en lugar de la competencia y ‘Área Ecológica Andina’, que provee recursos para la protección comunitaria liderada por indígenas de ríos y lagunas.
“Entre nosotros nos apoyamos viendo lo que uno no tiene. A veces hay que ver a quien le falta para traer comida, para su salud y se atienda en la clínica o hospital. Para eso sirve el apoyo que estamos brindando”, explica Sara.
Le consulto a Sara sobre el caso de Anis Samanez, la diseñadora de moda que se mostró indignada porque una comunidad shipibo-conibo se negó a compartir sus conocimientos sobre el arte kené a cambio de su experiencia en diseño de modas. “Viendo que no valoran el trabajo que uno hace me da pena y eso nos pone triste porque me cuestiono ‘¿Por qué no lo valoran?’”, dice.
Para Sara Flores, cada puntada en un diseño kené no solo es un símbolo de su cultura, sino un puente entre el pasado y un futuro donde el arte indígena sea celebrado y respetado en todo el mundo.“Jamas había soñado con estar aquí ahora, pero gracias a Dios me encuentro con los demás, estoy feliz y emocionada”, finaliza.