Aquí el ABC de una columna, porque quizás los periodistas nos hemos dedicado más por acomodar los hechos para que nos den la razón, que por nuestra chamba de ser responsables y analizar.
Hoy toca nerdear un poco sobre el periodismo. Porque es necesario. Porque siento que bajo la polarización en la que se encuentra nuestra esfera pública es urgente una reflexión sobre algunos aspectos del ejercicio del periodismo. Porque hay que reconocer que la actuación de los medios en nuestras últimas elecciones presidenciales fue, en su gran mayoría, irresponsable. Porque a los periodistas no nos gusta hacer mea culpa.
Pero, sobre todo, hablemos de cuándo un periodista escribe una columna de opinión, pensemos en algunas preguntas necesarias más allá de quién opina qué. ¿Cuál es el rol de un periodista en dar su opinión sobre la coyuntura? ¿Quién tiene el peso para opinar en el diario más leído de un país? ¿Quién es relevante y quién no? ¿Por qué no toda persona mediática es relevante? ¿Cuándo una columna de opinión es irresponsable (periodística y éticamente hablando)?
¿Todavía importan las columnas de opinión con la preferencia que tienen las redes sociales en nuestras sociedades? Hace unos días, llovieron críticas en las redes sociales ante la decisión del diario El Comercio de lanzar un análisis de trece columnistas (en su gran mayoría periodistas) sobre la crisis actual del gobierno de Pedro. Pero más allá de la crítica al diario El Comercio por si sus columnistas invitados son de opiniones diversas (y provienen de espectros diversos), lo que sí considero preocupante por parte del diario es invitar a autores que presenten fake news y medidas antidemocráticas.
Pero no quisiera que este espacio se convierta en un análisis de aquella decisión editorial, que seguro ocupará un debate académico más serio (eso espero); sino aprovecharla en plantear un abc de qué es una columna de opinión. Porque mientras ayer eran las críticas hacia El Comercio, antes de ayer cuestionaban la legitimidad de que un politicólogo de una opinión porque “desde la academia se sabe poco de la realidad peruana”. ¿Realmente entendemos qué es una columna? ¿Por qué los periodistas, académicos, mediáticos, etc., no podríamos salir a opinar?
Ay el periodismo…
Entonces pongámonos nerds; discutamos qué es una columna de opinión con teoría. *Inserte meme de clase de periodismo con PPT*
Una columna o artículo de opinión es un género periodístico de carácter interpretativo e informativo. Y aquí comienza un poco la complejidad de su naturaleza dicotómica. Con los otros géneros periodísticos como la noticia, la entrevista, la crónica, y el reportaje, se procura que los hechos tengan el protagonismo, dejar de lado las opiniones. Sin embargo, la columna de opinión como género si bien está íntimamente ligado a la noticia que lo origina, su mayor preocupación es la de exponer una postura con argumentos.
Lo que hace que pensemos inevitablemente en su segunda característica, quizás su esencia: las columnas de opinión tienen un carácter efímero. Las páginas de opinión en un diario o en un medio online son perecibles, pues sirven para ser consumidas en un contexto coyuntural. “Los artículos leídos fuera de su tiempo son muchas veces ininteligibles, pero no debe interpretarse como un defecto, sino como una característica positiva que los hace ser un género literario con personalidad propia”, escribe Rafael Yanes, doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de La Laguna.
Las columnas están hechas para atender un aspecto de la realidad ACTUAL, tratar de entenderlas tiempo después es un error. Creo que los que no están muy familiarizados con este género, esperan que un análisis de la realidad política, por ejemplo, de este gabinete, comulgue con lo que se expresó en las elecciones pasadas. Esto escapa totalmente del formato y del ejercicio al que se suscita un columnista. Cada columna es una pieza que puede tratar de predecir el futuro, de explicar los hechos desde sus antecedentes y sobre todo emitir un juicio de valor, pero para ser entendida en un determinado contexto. De ahí su carácter perecible.
Es decir, que, si bien esperamos que el columnista guarde cierta coherencia a través de sus textos periódicos, este puede cambiar de postura, exigir otro impacto, brindar nuevos argumentos. Es lo normal y lo esperable; no es que sea incoherente o un oportunista por el simple hecho de que sus ideas vayan cambiando a través del tiempo.
¿Qué esperar de nosotros?
*Cierra el PPT* En ese sentido, una columna de opinión puede ser muchas cosas a la vez, “un cajón de sastre donde cabe de todo” y, por tanto, hace uso de una libertad de expresión amplísima. Y aquí viene otro problema porque la libertad de expresión de un artículo de opinión requiere (idealmente) mucha responsabilidad ante sus lectores.
Un compromiso ético que debería condicionar todo estilo periodístico, pues quién domina el lenguaje y las comunicaciones, sabe los efectos que está puede tener entre las personas; la gran manipulación que se puede lograr dependiendo de cómo uses la información.
Una columna partirá siempre desde una visión subjetiva y muchas veces preconcebida, pero se espera que con responsabilidad, su autor use argumentos con documentación y análisis necesarios que respalden lo que plante. Formar una opinión sobre un par de hechos importantes de la realidad no debe ser usada para manipular información para que me de la razón o para que nuestros prejuicios ganen más terreno.
A los periodistas siempre nos demandan una postura, aunque estén gritándonos que seamos imparciales. Porque ante la precariedad de nuestras instituciones democráticas, salta en el debate de nuestras crisis políticas la verdadera relación de los periodistas con el poder. Quizás los periodistas peruanos nos hemos dedicado más a velar por nuestros prejuicios, por que acomodar los hechos para que nos den la razón, que por nuestra chamba de ser responsables y analizar.
Hoy pienso que síntoma del ego periodístico es leer a tantos usuarios que desestiman nuestra labor como líderes de opinión. Vamos, parte de la chamba de un periodista es procesar información y ser capaz de interpretarla. ¿Qué estamos haciendo mal para que nos llamen simple “opinologos”?Porque también es cierto que el periodismo puede ser igual de promiscuo y corrupto que nuestros partidos y lo peor de nuestra sociedad. ¿Hacemos nuestros análisis para tener la razón o para abrir un verdadero debate?
Es extraño como estás décadas son la era donde quizás mas gente lee, pero menos comprende. Inundan los textos en smartphones y computadoras, pero la capacidad de lectura es mínima. Leemos un titular y nos lanzamos a opinar su contenido. Hacemos el clickbait de la opinión. Leemos el nombre de un columnista y ya desestimamos su argumento porque no nos cae bien.
¿Qué somos ahora, entonces, los periodistas, si también nos quitan el lugar de opinar e influir porque ya no lo hacemos con responsabilidad? No tengo ahora la respuesta, pero creo que la periodista argentina Adriana Amado se acerca mucho a qué deberían esperar de nosotros: “La sociedad sigue necesitando ese puente (que es el periodista), pero lo pienso más como un curador, como un guía de dónde está lo importante, dónde se puede discriminar lo que es válido, de lo que no lo es, más que ser el mensajero de los dioses.”.