Ruta y conflictos del aceite de palma, ese ingrediente cotidiano que nace de un territorio depredado
La comunidad nativa Santa Clara de Uchunya denuncia que parte de lo que considera su territorio ancestral fue devastado para la siembra de palma. (Foto: Santiago Romaní)
El aceite crudo de palma elaborado por el grupo Ocho Sur tiene su origen en un área de la Amazonía peruana devastada hace más de 10 años, y que la comunidad indígena Santa Clara de Uchunya reclama como parte de su territorio ancestral. La empresa opera sin permisos forestales y no tiene la certificación internacional que acredita una producción sostenible. La Encerrona siguió la ruta del aceite de Ocho Sur desde el punto donde se procesa, en Ucayali, y constató que el consorcio Sol de Palma lo exporta luego de almacenarlo y mezclarlo con el aceite crudo de otras industrias sin cuestionamientos. En los tres últimos años, los envíos de Sol de Palma llegaron a unas 20 empresas de nueve países. Esto ha convertido al consorcio en líder de las exportaciones de aceite de palma en el Perú.
Una investigación de Enrique Vera para La Encerrona
El camión cisterna de placa AMN-982 pasa la tranquera del fundo Tibecocha e inicia un primer recorrido de 20 kilómetros. Tres días de lluvias en la región Ucayali, selva del Perú, han dejado con aniegos la vía de tierra afirmada por donde el camión se desplaza a velocidad prudente. Es el quinto que esta tarde de noviembre ha salido de la planta procesadora de palma aceitera operada por Servicios Agrarios de Pucallpa SAC, una compañía que forma parte del grupo de capitales norteamericanos Ocho Sur. Antes de las 5 de la tarde, el mismo camión cisterna llega al centro poblado Tres Islas y se estaciona al final de una fila de vehículos similares. Todos esperan su turno para cruzar el río Aguaytía. Cada uno lleva por lo menos 30 toneladas de aceite crudo de palma elaborado en la planta de Ocho Sur. El primero que atravesará el Aguaytía en las enormes lanchas del grupo empresarial será el camión cisterna D3U-977. Más tarde, como parte de otro convoy que también partirá de la procesadora, llegará hasta aquí uno de placa ASB-972.
Este es el tramo inicial en el larguísimo trayecto previo a su exportación que sigue el aceite crudo de Ocho Sur, empresa relacionada con una investigación fiscal por la destrucción de casi 12 mil hectáreas de bosque para la siembra de palma aceitera. Siete mil de estas 12 mil hectáreas se ubican en un sector de la Amazonía peruana que la comunidad nativa Santa Clara de Uchunya reclama como su territorio ancestral. Es lo que hoy en día, pese al rechazo de los comuneros de Santa Clara, se conoce como el fundo Tibecocha, en el distrito de Nueva Requena (Ucayali). Ahí también está situada la planta procesadora a cargo de Servicios Agrarios de Pucallpa, que desde marzo del 2020 transforma cada hora hasta 45 toneladas de los frutos cosechados en el vasto campo palmero.
Es decir, el aceite crudo de palma que va en los camiones cisternas tiene su origen en un área de selva arrasada, y que Santa Clara de Uchunya demanda como parte de su espacio legal desde 1996.
El Monitoring of the Andean Amazon Project estimó que un 77% del territorio deforestado para el cultivo de la palma que hoy administra el grupo Ocho Sur era bosque primario, o sea, una extensa cobertura forestal que no había sido intervenida o explotada por el ser humano. Aquella devastación se remonta al 2011, cuando empezaron a funcionar dos de las empresas que fundó en Perú el checo-estadounidense Dennis Melka: Plantaciones de Pucallpa, en Tibecocha, y Plantaciones de Ucayali, en Zanja Seca.
En el 2015, Santa Clara de Uchunya denunció a Plantaciones de Pucallpa por la depredación de su bosque y, al año siguiente, las dos empresas de Melka entraron en liquidación y subasta pública. El grupo Ocho Sur ganó la puja y pasó a controlar la palma de Plantaciones de Pucallpa y Plantaciones de Ucayali mediante sus dos sociedades: Ocho Sur P y Ocho Sur U, respectivamente. No obstante, los mismos financistas de la red de Melka (Anholt Services y Amerra Capital) se convirtieron en accionistas del grupo Ocho Sur. La tesis fiscal señala que Plantaciones de Pucallpa y Ocho Sur P son exactamente lo mismo, que con la utilización de un fideicomiso se trató de desvincularlas, pero los ejecutivos de una terminaron trabajando en la otra. Ocho Sur opera sin tener autorización forestal del Estado peruano; de hecho, Plantaciones de Pucallpa tampoco la llegó a obtener mientras funcionó.
Desde hace más de 25 años, Santa Clara de Uchunya pugna por la titulación de 86.713 hectáreas de territorio. Solo tiene formalizadas 1.544 hectáreas. (Foto: Santiago Romaní)
Luego de cruzar el río Aguaytía, los camiones cisternas avanzan por una trocha idéntica a la que sale del fundo Tibecocha; y enseguida, por la carretera que llega al km 34 de la vía Federico Basadre, en el distrito de Campoverde. Un equipo periodístico siguió la ruta de tres de los vehículos cargados con el aceite crudo de Ocho Sur (AMN-982, D3U77 y ASB 972). Por más de dos días, los camiones trazaron diversas localidades de la selva, sierra y costa del Perú hasta su destino final: la compañía Blue Pacific Oils (BPO), en la ciudad de Chancay, Lima. A menos de 100 metros del mar, los enormes contenedores de BPO reciben el aceite crudo de palma que va llegando en los camiones con el logotipo de Servicios Agrarios de Pucallpa. Pero, además, llegan a BPO camiones cisternas que llevan la marca de otras industrias y algunos sin mayor distintivo, también cargados con aceite crudo. De acuerdo con su portal empresarial, Blue Pacific Oils se dedica al almacenamiento y comercialización de aceite de palma, aceite de pescado y productos agrícolas. Desde aquí, según lo constatado para este reportaje, se ha enviado aceite crudo de palma a nueve países durante los tres últimos años.
Blue Pacific Oils es una de las seis empresas que integran el consorcio Sol de Palma. De hecho, es la única compañía dentro de este consorcio cuyo rubro incluye el comercio exterior. Las otras cinco –Olamsa, Olpesa, Indupalsa, Indolmasa y Olpasa– son industrias extractoras, o sea, dedicadas a la cosecha y a convertir los frutos de palma para la obtención del aceite crudo y el aceite de palmiste, derivado que se elabora con la almendra de palma. Sol de Palma destaca en su página de Internet que también cuenta con plantas propias para el procesamiento de ambos productos, y que trabaja directamente con 3.500 pequeños y medianos productores.
Ni el grupo Ocho Sur ni Servicios Agrarios de Pucallpa figuran como miembros del consorcio Sol de Palma. Sin embargo, La Encerrona tiene documentado que Servicios Agrarios de Pucallpa le vende el aceite crudo que llevan los camiones cisternas desde la planta procesadora del fundo Tibecocha hasta Blue Pacific Oils, en Chancay.
Servicios Agrarios de Pucallpa, empresa que forma parte del grupo Ocho Sur, vende el aceite crudo que procesa al consorcio Sol de Palma para su exportación.
Confluencia de aceites
Una de las organizaciones más importantes del sector palmero peruano es la Junta Nacional de Palma Aceitera del Perú (Junpalma). Aquí confluyen como socios cinco gremios agrícolas de la selva y las cinco industrias que conforman el consorcio Sol de Palma. Además, el mismo Sol de Palma también forma parte de la organización como socio exportador. “En algún momento tuvimos una coyuntura de precios muy difícil en el Perú. Y una de las opciones fue que este producto (aceite crudo) también tenga salida al exterior. Entonces, se formó el consorcio”, detalló a La Encerrona el gerente general de Junpalma, Javier Coz Rodríguez.
Sol de Palma registra en la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat) exportaciones de aceite crudo de palma y aceite de palmiste a partir del 2015, y un fuerte incremento en los envíos al extranjero de estos productos desde el 2020, año en que empezó a funcionar la planta procesadora del grupo Ocho Sur a cargo de Servicios Agrarios de Pucallpa.
Javier Coz sostuvo que la mayor parte del aceite crudo producido por las industrias adscritas a la Junta Nacional de Palma va al mercado interno, y que un porcentaje menor es destinado a la exportación vía Sol de Palma. Ciertamente, este medio corroboró en campo que, además de los camiones que habían partido de la planta procesadora del grupo Ocho Sur, también ingresaban a Blue Pacific Oils otros con los logotipos de Olamsa y Olpesa, industrias extractoras integrantes de Junpalma.
“No hay un contrato, solo un compromiso de venta y eso depende de los precios. Si está muy bajo, preferimos esperar para venderlo en el mercado interno”, señaló Coz. Luego de un acopio general del aceite crudo que llega a Sol de Palma, añadió, el producto es enviado al extranjero a nombre del consorcio. El gerente desconoce que el aceite del grupo Ocho Sur también es vendido a Sol de Palma, y que se acumula con el de las industrias de Junpalma para la exportación como una sola mercadería.
El proceso de almacenamiento y venta externa del aceite que realiza Sol de Palma también fue descrito a La Encerrona por Juan Vega, vicepresidente del Comité Central de Palmicultores de Ucayali (Cocepu), gremio de socios propietarios de la empresa Olamsa. Él reiteró que Sol de Palma exporta como un solo producto el aceite en bruto reunido de las industrias extractoras que son sus clientes, y que el consorcio se hace responsable de los cobros por la venta al exterior
“Como empresa que negocia con un bien ambientalmente sensible, Sol de Palma debe tener control sobre los suministros que generan el aceite de palma que vende. Es lo que se llama la debida diligencia. No importa que en la mezcla de aceites haya insumos obtenidos de forma legal e ilegal. Si ofrecen un único producto a sus compradores, lo que están haciendo es violar la debida diligencia y convalidar violaciones a derechos humanos y ambientales”, comentó Álvaro Másquez, especialista del área de Litigio Constitucional y Pueblos Indígenas del Instituto de Defensa Legal.
Pese a que el grupo Ocho Sur y Sol de Palma remarcan un compromiso con la producción y comercialización sostenibles de aceite de palma y sus derivados, ninguna ha aplicado aún para una membresía dentro de la Mesa Redonda Sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO por sus siglas en inglés), que certifica a las compañías cuyas materias primas se producen sin generar daño al medioambiente o la sociedad. “A la fecha no hemos recibido ninguna aplicación de estas empresas”, dijo a La Encerrona el director para América Latina de la RSPO, Francisco Naranjo. De los casi 5.400 afiliados a la RSPO en el mundo, 180 son de Latinoamérica. Y nueve pertenecen al Perú, entre estos, Olpesa, una de las industrias que descarga su aceite crudo en el mismo lugar adonde llega el de Ocho Sur. Entonces, entre los aceites que se almacenan en Blue Pacific Olis están el que procesa una empresa con frutos de palma sembrada en bosques depredados y el de una industria que, debido a su admisión a la RSPO, tiene un trabajo encaminado para certificar sus plantaciones e informar periódicamente sobre ello.
Naranjo señaló que dos requisitos para que cualquier productor de palma sea aceptado en la RSPO son la entrega de los mapas de sus plantaciones y la divulgación de su estructura corporativa relacionada con la cadena del aceite: procesadoras, refinerías, fabricantes de algún bien de consumo, etc. Otros pedidos son imágenes satelitales de diferentes años, que permitan a la RSPO saber si las plantaciones reemplazaron bosques o cultivos y en qué medida. El director de la organización en América Latina explicó que tras la aceptación de una compañía se inicia un periodo de consulta pública a fin de que cualquier actor de la sociedad civil pueda emitir un comentario: “Por ejemplo, si la empresa admitida tiene antecedentes o algún tema en que esté involucrada”, detalló. Ya como miembro, puntualizó Naranjo, la firma debe presentar un plan de certificación de sus plantaciones y, anualmente, un informe de sus progresos. En esta fase se encuentran siete de las ocho compañías peruanas que son parte de la RSPO.
“Bajo estas directrices de la RSPO, empresas como Ocho Sur no podrían obtener certificación ambiental. Está demostrado que la palma de Ocho Sur P fue de Plantaciones de Pucallpa, y las ilegalidades alrededor de la plantación se transfieren del propietario original al nuevo. El fundo Tibecocha fue construido sin cambio de uso de suelo y violando la legislación ambiental y forestal peruana”, opinó Másquez. Para Francisco Naranjo, una eventual aplicación de membresía por parte de Ocho Sur no sería un caso normal debido a todos los antecedentes. “Habría que ir con redoblado cuidado en el proceso de evaluación”, refirió.
Aun ante los graves cuestionamientos que recaen sobre el grupo empresarial, la embajadora de Estados Unidos en Perú, Lisa Kenna, expresó a través de su cuenta en Twitter que Ocho Sur lidera la oferta de empleo en Ucayali “con prácticas agrícolas sostenibles y sin deforestar”. Kenna hizo públicos sus elogios el pasado 29 de marzo, luego de visitar en solitario las instalaciones de la compañía aceitera, para lo cual se ausentó de las actividades que cumplía con sus pares de Noruega, Reino Unido y Alemania en la ciudad de Pucallpa.
Las afirmaciones de la embajadora ocasionaron el inmediato rechazo de organizaciones indígenas así como de organizaciones medioambientalistas peruanas y extranjeras. En una declaración conjunta, estas subrayaron que Ocho Sur opera sobre bosque deforestado ilegalmente en Ucayali, que la empresa carece de permisos ambientales, que está vinculada con campañas contra líderes indígenas y que promueve el divisionismo en Santa Clara de Uchunya. “La embajadora Kenna ha tenido conocimiento directo de estas denuncias (…) Sin embargo, una vez más no ha mostrado compromiso con los derechos humanos de los pueblos indígenas”, apuntan en el comunicado. Al final del escrito, los firmantes exigen que la embajadora elimine el tuit y que, junto con el gobierno de Estados Unidos, ofrezcan disculpas públicas a las organizaciones indígenas afectadas. Nada de esto ha ocurrido hasta ahora.
Destinatarios en todo el mundo
De acuerdo con los registros de Aduanas en Perú, no hay exportaciones a nombre de Ocho Sur ni de Servicios Agrarios de Pucallpa. En cuanto a Blue Pacific Oils, no tiene envíos al extranjero de aceite de palma ni aceite de palmiste. El director de Operaciones y Medioambiente de la Autoridad Portuaria Nacional (APN), Carlos Molina, confirmó a La Encerrona que el aceite de palma que es exportado desde Blue Pacific Oils, en Chancay, es propiedad del consorcio Sol de Palma. Para ello BPO cuenta con autorización para operar un puerto multiboyas, que permite el embarque directo desde el tanque de almacenamiento hacia la nave mediante tuberías submarinas. La Autoridad Portuaria Nacional precisó para este reportaje que el permiso de BPO para manejar el puerto multiboyas tiene vigencia hasta el 17 de abril de 2025. Una vez que culmine la licencia, subrayó la APN, Blue Pacific Oils deberá solicitar su adecuación de viabilidades técnicas portuarias y una nueva autorización.
“Este terminal tiene un área de 60,237.40 m2. Allí se encuentran instaladas un área de operaciones de naves (carga y descarga) comprendida entre cuatro boyas de amarre de primera clase, dos tuberías submarinas para transporte y descarga, una boya de señalización y cuatro boyarines”, remarcó la Autoridad Portuaria Nacional.
Para identificar cuántos y cuáles son los consignatarios en el extranjero del aceite crudo que es exportado por Sol de Palma, La Encerrona analizó dos bases de datos construidas con información de Aduanas. Desde el 1 de enero de 2020 hasta el 14 de noviembre de 2022, según lo evaluado, el producto arribó a más de 20 empresas de nueve países ubicados en Europa, África, Sudamérica, Norteamérica y el Caribe.
Infografía: Adriana Velásquez
La Autoridad Portuaria Nacional, además, informó para esta investigación que solo entre enero de 2021 y agosto de 2022 el terminal multiboyas de Blue Pacific Oils atendió 21 naves, que movilizaron 100,933.00 toneladas métricas (100,933,000 kilogramos) de aceite de palma. Algunos de los destinos que tuvo el producto, consignados por la Autoridad Portuaria Nacional, fueron Colombia, México, República Dominicana, Países Bajos, España y Ecuador. Otros países a donde llegó el aceite enviado por Sol de Palma han sido Brasil, Marruecos y Kenia.
La Sunat contiene las fechas de las exportaciones, pesos y también los países hacia donde Sol de Palma expidió la mercadería. Sin embargo, en el análisis de las bases de datos, La Encerrona halló que en algunos casos el aceite no era recibido de forma directa por las empresas destinatarias, sino a nombre de un bróker. Uno de ellos es Pasternak, Baum & Co., intermediario independiente entre importadores y exportadores de materias primas agrícolas en todo el mundo. Óscar Quiñones, jefe del Instituto de Investigación y Desarrollo de Comercio Exterior de la Cámara de Comercio de Lima (Idexcam), explicó que un bróker interviene como un agente de compra o de venta. O sea, que puede comprar el producto por encargo del importador para luego entregárselo en su país, o que, a solicitud del exportador, puede vender la mercancía y colocarla al cliente final. En ambos casos el bróker aparecerá como expedidor.
“Las razones por las cuales un exportador no termina siendo el proveedor declarado son múltiples: falta de liquidez de la importadora para pagarle a la exportadora o que esta no se dedique a la distribución directa, por ejemplo. Así es el comercio exterior, puede existir el intercambio comercial directo entre comprador y vendedor, y también la presencia de un bróker. Esto no altera en sí la transacción”, declaró Quiñones.
México, Colombia y República Dominicana son los países hacia donde Sol de Palma ha realizado más envíos y cantidades de aceite crudo de palma en los tres últimos años, conforme a los registros de la Sunat y Aduanas. Entre las empresas que figuran como consignatarias allí están Industrial Aceitera S.A., Industrializadora Oleofinos y Team Foods México (México); César Iglesias, La Fabril, Sanut Dominicana y Mercasid S.A. (República Dominicana); Grasco Ltda., Biocosta Green Energy S.A.S. y Team Foods Colombia S.A. (Colombia). Se trata de industrias dedicadas a la transformación de aceites y grasas comestibles, artículos para el cuidado del hogar y otros bienes de consumo.
Además, los reportes corporativos de otras compañías fabricantes y de comercio como Bunge Loders Croklaan y Louis Dreyfus Company (Países Bajos), Lasenor Emul y Lípidos Santiga S.A. (España), Meiji Group y Nisshin Oillio (Japón), y Vandemoortele NV (Bélgica) incluyen a Servicios Agrarios de Pucallpa SAC en sus listas de proveedores (como abastecedor indirecto) de aceite crudo de palma. Las siete firmas extranjeras son miembros de la RSPO y, en consecuencia, tienen el compromiso de utilizar un aceite sostenible o que sea resultado de una actividad cuidadosa del medioambiente y los derechos humanos. Por eso, hacia junio de 2022, la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), organización indígena más representativa en el Perú, emitió un pronunciamiento en que condena las supuestas prácticas depredadoras y un presunto divisionismo propiciado por el grupo Ocho Sur en Santa Clara de Uchunya. Aidesep invocó a las siete empresas a respetar los derechos de las comunidades nativas y dar un paso adelante para proteger los bosques.
“¿Qué están haciendo para asegurarse de que sus acciones u omisiones no socaven nuestras comunidades y pueblos?”, cuestionó la organización indígena peruana en su carta.
A la fecha, solo han contestado tres de las compañías a las que Aidesep se dirigió en su misiva. Una de ellas es Lípidos Santiga (Lipsa), procesadora y refinadora española de aceites vegetales. En su respuesta, publicada por el Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos, Lípidos Santiga indicó que la conexión que tiene con Ocho Sur desde el 2020 es a través de Louis Dreyfus Company, uno de sus proveedores directos. Justamente, algunos registros de Aduanas en Perú dan cuenta de que las exportaciones del consorcio Sol de Palma hacia España tienen como destinatario a Louis Dreyfus Company. Es así como este gigante comercial en materias primas agrícolas luego abastece con el aceite de Ocho Sur, que provee Servicios Agrarios de Pucallpa, a Lípidos Santiga. La firma española apuntó que ha pedido a Louis Dreyfus Company iniciar una investigación en torno a las denuncias contra Ocho Sur y “disponer de la información necesaria para tomar decisiones”.
Olamsa es una de las empresas que deja parte de su aceite crudo en los almacenes de Blue Pacific Oils, adonde también llega el aceite de Ocho Sur.
Denuncia, investigación y bloqueo
El caso de Louis Dreyfus Company es simbólico. En sus últimos reportes denominados Trazabilidad de la palma hasta el molino, Servicios Agrarios de Pucallpa SAC aparece como proveedor indirecto de aceite de palma para las refinerías que Louis Dreyfus tiene en Indonesia y para sus operaciones comerciales en Singapur. O sea, el aceite de Ocho Sur llega a Louis Dreyfus Company mediante una firma intermediaria que lo exporta desde Perú. Hoy sabemos que se trata del consorcio Sol de Palma, el cual además figura como socio comercial en los reportes corporativos de la firma de agronegocios. Debido a esta situación, que se repite desde 2020, líderes indígenas peruanos junto con organizaciones nacionales e internacionales presentaron a inicios de diciembre una denuncia contra Louis Dreyfus ante el Punto Nacional de Contacto (PNC) de las Directrices para Empresas Multinacionales de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en los Países Bajos.
En el documento, se puntualiza que la compañía no identificó ni previno los impactos adversos causados por su relación con el grupo Ocho Sur. También, que la compañía de agronegocios contribuyó al perjuicio del medioambiente, y que infringió las normas de la OCDE sobre divulgación y comunicación mediante las “afirmaciones engañosas que aparecen en su sitio web y otras publicaciones oficiales relacionadas con la sostenibilidad del aceite de palma, sus credenciales ‘verdes’ y la compatibilidad de sus operaciones con los derechos humanos y el medioambiente”. Los denunciantes solicitaron al Punto Nacional de Contacto que aborde el tema de forma urgente. La demanda es la primera acerca del incumplimiento de las Directrices de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico por parte de una empresa líder en el comercio de aceite de palma.
Pero antes de esta nueva acción emprendida por los representantes indígenas peruanos y sus organizaciones aliadas, Louis Dreyfus Company ya había remarcado que tomaba “muy en serio” el pronunciamiento hecho en junio por Aidesep sobre las supuestas infracciones de Ocho Sur contra el medioambiente y los derechos humanos. Y que, pese a no tener una relación directa con Ocho Sur, había sostenido reuniones con esta empresa gracias a su socio comercial directo (Sol de Palma) para recibir información de las acusaciones y desarrollar su propia investigación. Aquel parece ser el mismo camino que desde octubre último siguió Bunge Loders Croklaan, productor global de aceites y grasas vegetales. Bunge decidió bloquear a Ocho Sur y Servicios Agrarios de Pucallpa en su cadena de suministro, atendiendo así los alegatos que Aidesep realizó en junio del 2022. Como parte de la resolución subida al apartado Quejas de su sitio web, Bunge Loders Croklaan resaltó que mediante un sistema de monitoreo interno descubrió deforestación reciente dentro y alrededor de las concesiones de la empresa en selva peruana.
“La empresa en cuestión (Ocho Sur) y sus asociados permanecerán bloqueados en la cadena de suministro de Bunge hasta que desarrolle un plan de recuperación creíble y sólido”, determinó la compañía con sede en Países Bajos.
Tal como ocurre con todos los envíos del aceite de palma procedente de Ocho Sur, esta empresa ni Servicios Agrarios de Pucallpa tampoco aparecen como proveedores directos de Bunge Loders Croklaan. A través de un correo electrónico, Bunge informó a La Encerrona que Ocho Sur estaba conectada a su cadena de suministro a través de un proveedor de primer nivel que compra el aceite crudo a Servicios Agrarios de Pucallpa (encargada de la procesadora de las plantaciones de Ocho Sur). Es decir, por medio del consorcio Sol de Palma. El productor mundial de aceites y grasas vegetales anotó que se puso en contacto con este proveedor para pedir aclaraciones sobre las denuncias contra Ocho Sur. En su comunicación con La Encerrona, Bunge no indicó si obtuvo las explicaciones de Sol de Palma. La de Bunge Loders Croklaan es una de las cadenas de suministro donde también resalta Pasternak, Baum & Co. como intermediario.
“Tenemos certificado casi el 20% de la producción mundial de aceite (…) Necesitamos que el mercado ejerza una presión y demande productos sostenibles de palma. Esa es la única manera de movilizar a los productores para que incorporen prácticas de sostenibilidad en sus operaciones. Queda todavía bastante camino por hacer”, declaró Francisco Naranjo, director para América Latina de la RSPO.
Un 77% del territorio deforestado para el cultivo de la palma que hoy administra el grupo Ocho Sur fue bosque primario. (Foto: Santiago Romaní)
Repunte en exportaciones
Si bien Sol de Palma empezó a exportar aceite crudo y de palmiste desde el 2015, las cifras de Sunat y Aduanas en Perú muestran que los envíos de este consorcio al exterior aumentaron considerablemente desde el 2020. La Encerrona pidió una entrevista con la gerente de Sol de Palma, María Velarde, pero hasta el cierre de este reportaje no obtuvimos respuesta. Sin embargo, en unas declaraciones ofrecidas para una tesis universitaria, en julio del 2020, Velarde puntualizó que entonces se habían ampliado las áreas de cultivo de palma como consecuencia de una mejora en la producción. Ella subrayó que el precio del aceite de palma para la exportación siempre va a ser menor al costo local. Y que, generalmente, lo que se exporta es lo que no ha sido consumido por el mercado interno. “Solo se colocan los excedentes y como cada vez son mayores, entonces hay más volumen de exportación”, explicó.
Para el momento en que declaró la gerente, Sol de Palma trabajaba con diversas extractoras y productores peruanos, pero la planta procesadora de Ocho Sur, a cargo de Servicios Agrarios de Pucallpa, recién estaba en sus primeros meses de funcionamiento. Uno de los objetivos de la entrevista solicitada a María Velarde era conocer si en el caso del aceite de Ocho Sur, el consorcio Sol de Palma también recibe solo los excedentes. Algo poco probable, por cuanto este medio corroboró durante seis días de cobertura que casi todos los camiones cisternas que partían de la planta ubicada en Tibecocha llegaban a Blue Pacific Oils, donde se almacena el aceite crudo de varias industrias antes de ser exportado en conjunto a nombre de Sol de Palma. Este último, precisamente, es uno de los puntos que Velarde describió en la entrevista que brindó en el 2020: “Todo sale de nuestros almacenes de Blue Pacific Oils. Sol de Palma ha juntado a todas las extractoras y es el exportador del aceite de todos ellos”. Para este reportaje, el gerente general de la Junta Nacional de Palma, Javier Coz, y el vicepresidente de Cocepu, Juan Vega, así lo confirmaron.
Como a Sol de Palma, La Encerrona también pidió una entrevista al grupo Ocho Sur, pero esta compañía tampoco atendió el requerimiento. No obstante, en una entrevista concedida a El Comercio a inicios del 2022, el CEO del grupo empresarial, Michael Spoor, aseveró que la mayor parte de la producción de Ocho Sur es exportada al mercado internacional. Y que, en el ámbito local, solo estaban vendiendo “a algunos clientes”. En la investigación para este reportaje, La Encerrona constató que de todos los camiones cisternas que salieron de la planta procesadora –unos 20 en seis días–, apenas dos trasladaron aceite crudo a Industria Palm Oleo, situada en el kilómetro 12 de la carretera Federico Basadre, Ucayali. Industria Palm Oleo, conforme a la Sunat, elabora aceites y grasas de origen vegetal, y fabrica jabones, detergentes, perfumes y artículos de tocador. No es miembro de la Mesa Redonda Sobre el Aceite de Palma Sostenible.
La gran fortaleza del grupo Ocho Sur está, pues, en la venta de su aceite crudo para que después sea exportado. Desde el 2020, año en que Servicios Agrarios de Pucallpa empezó a operar la planta procesadora de Tibecocha, el consorcio Sol de Palma diversificó sus mercados. Pasó de Colombia, como principal destino en Sudamérica, a exportar por primera vez a Brasil, Países Bajos y Kenia, por ejemplo. Ese año, Sol de Palma reportó 35,519,979 kilogramos de aceite crudo (US$23,489,221) exportados y desde entonces se posicionó como la empresa líder en ventas del producto al exterior. La tendencia continuó en los dos años siguientes: el 2021 envió al extranjero 56,679,704 kg (US$61,204,157), y entre el 1 de enero y el 14 de noviembre del 2022 exportó 52,733,720 kg (US$72,331,849). Durante el periodo analizado (2020-2022), Sol de Palma se impuso a las compañías que tenían las mejores cifras en exportación de aceite de palma en bruto, como Exportadora Romex, e incluso refinado, como Industrias del Espino (del Grupo Palmas).
Infografía: Adriana Velásquez
Javier Coz, gerente de Junpalma, calculó que en el Perú se producen casi 350 mil toneladas de aceite crudo de palma al año. Tras una rápida ecuación mental, Coz dijo a La Encerrona que el Grupo Palmas debe llegar a 160 mil toneladas; que Junpalma, con todas sus industrias, produce 130 mil toneladas; y el grupo Ocho Sur, 50 mil. En la entrevista con El Comercio, Michael Spoor afirmó que para alcanzar las 50 mil toneladas de producción de aceite durante el 2021 fueron procesadas 200 mil toneladas de frutos de palma. “Nuestras plantaciones son jóvenes todavía y están produciendo cada año más y más”, sostuvo. Por ello, aseguró Spoor, Ocho Sur iba a invertir entre US$7 y US$8 millones en el 2022 y 2023 para duplicar la capacidad de producción de la planta, o sea, con la finalidad de ya no procesar 45 sino 90 toneladas de frutos por hora.
Los comuneros y dirigentes que luchan por la titulación del territorio ancestral de Santa Clara de Uchunya viven en la incertidumbre de que los intentos de Ocho Sur por redoblar su producción acarreen un nuevo gran desbosque. Un exlíder comunal, que pidió no revelar su identidad, está convencido de que el plan del grupo empresarial apunta a cubrir de palma el terreno boscoso aún protegido por los indígenas de Santa Clara. Un proceso que, asegura, marcha a la par de la creciente deforestación y el divisionismo instalado en la comunidad entre quienes van mostrándose del lado de la empresa y los que luchan por su ámbito de vida. “Estamos frente a un monstruo económico que nos tiene enfrentados”, dijo el dirigente indígena con evidente angustia. Dentro de este escenario crítico y en disputa es donde comienza una de las cadenas de suministro que han repuntado las exportaciones de aceite crudo de palma en los tres últimos años. El negocio camina sobre una comunidad replegada.
Comuneros, dirigentes y exlíderes de Santa Clara de Uchunya temen que los planes de Ocho Sur por duplicar su producción impliquen una mayor depredación forestal. (Foto: Hugo Alejos)