El año que pasó ha sido tan traumático que pasará un buen rato hasta que dejemos de intentar procesarlo. Las referencias a él continuarán durante algunos días hasta que el 2021 nos termine de convencer que, sorry, no será muy distinto.
Así que para seguir lidiando con el trauma del año que pasó, hablemos de lo que se les pasó. ¿A quiénes? A los videntes, psíquicos, brujitxs, astrólogos, coachs, couchs y demás estafadores que pululan por estas fechas.
El método es sencillo: invocamos a San Google y, bajo el conjuro «predicciones 2020 Perú«, viajamos en el tiempo al literalmente antediluviano diciembre del 2019, cuando todos estos personajes irrumpieron en nuestra pantallas para advertirnos cómo sería este año cabalístico.
Desde hace más de una década, el fact-checking de las predicciones sobre el año que acaba de pasar es una tradición en mis calumnias pero tengo que admitir que, esta vez, sí dudé antes de emprender la tarea. ¿Por qué? Porque temía que quizás alguno la hubiese achuntado.
Me explico: esta gente vive de profecías grandilocuentes. Mientras más escatológicas sean sus visiones, más reflectores se les pondrán encima. Y ellos –confiados en la absoluta impunidad que conlleva engañar año tras año a la opinión pública– se arriesgan: por eso, todos los años anuncian muertes de celebridades al por mayor, terremotos devastadores y catástrofes varias. Por tanto, era posible que alguno –de tanto patear al arco– haya acabado metiendo gol.
Pero no.
Ninguno de ellos profetizó una pandemia.
Ninguno.
Tampoco, hay que decirlo, cualquiera de los otros acontecimientos que marcaron el año, como la vacancia de Vizcarra. De hecho, los favoritos de siempre, Agatha Lys y Hayimi, coincidieron en que acabaría su período de gobierno.
Hayimi fracasó hasta en la conformación del actual Congreso, vaticinando que Martha Chávez no lograría una curul. Algo similar le pasó a Pochita:
Los congresistas que salgan elegidos para el nuevo Parlamento, poco o nada podrán hacer, porque el tiempo es muy corto, todo quedará en promesas o proyectos porque el tiempo es cortísimo.
-¿Qué grupo político tendría una mayoría evidente?
El PPC tendrá bastante aceptación en las nuevas elecciones…
Pobre Pochita. Al menos no patinó en señal abierta, como Agatha Lys, que hizo sus profecías en una extensa entrevista con Milagros Leiva, a quien –a pesar de tenerla frente a frente– no le pudo profetizar algo tan trágico como terminar sus días en ese Cementerio de Experiodistas que es Willax. En esa entrevista, la señora Lys afirmó –entre otras patinadas– que Nadine volvía a la cárcel. Imagino que para contentar a la anfitriona. Pero no: ninguna pandemia.
En general, ATV parece ser el canal más emocionado con rellenar su programación con este tipo de invitados. También hizo un microondas con un señor Roberto Granda, quien exigió ser presentado como vidente, no como psíquico (o al revés, a quién le importa). Granda hizo una serie de afirmaciones catastrofistas. Ya saben, terremotos, muertes… pero tampoco: ninguna pandemia. Su predicción más llamativa fue que en 2020 iban a morir dos expresidentes más porque «tres es el número cabalístico» y Alan ya se había suicidado. ¿En serio ese es el criterio? Amigo, ponle un poco más de voluntad.
Por supuesto, también tenemos a Rosa María Cifuentes (¡con C!) que durante años se marketeó como «experta en lenguaje no verbal» pero en los últimos tiempos decidió sincerarse y asumir una superstición más mainstream: el horóscopo. A ella le preocupaba mucho «la conjunción de Saturno y Plutón» iba a traer «violencia» en las elecciones de enero, que resultó siendo la campaña electoral más aburrida de los últimos años. Como «Marte estaba en Escorpio», la señora dedujo que iba a haber muchos incendios. Luego «Marte se movió a Sagitario», lo que iba a significar que muchos viajes.
Ah ya. Quizás estaba pensando en los congresistas de Acuña.
Pero no: a pesar de que me vi dos (02) entrevistas suyas en Radio Capital –emisora cuya defunción falló en advertir–, no: tampoco pudo prever el acontecimiento global más importante en lo que va del siglo.
No quiero dejar de destacar este informe de La República sobre las predicciones de Baba Vanga, una anciana búlgara que, según el redactor anónimo de nuestro diario progresista, a pesar de haber muerto hace treinta años había predicho para el 2020 una serie de desgracias, desde un atentado contra Vladimir Putin hasta la caída de un meteorito, pasando por atentados químicos de extremistas musulmanes. Si tan solo sus jefes hubiesen reorientado las habilidades de copy paste de ese pobre redactor hacia el periodismo científico, quizás a estas alturas tendrías un periodista relativamente entrenado para informar sobre los avances de las vacunas. Pero no.
Y esa es una predicción que sí me animo a realizar: a pesar de todo lo que vivimos el año que pasó, los medios seguirán dedicándole un espacio permanente a los horóscopos, en desmedro de la única actividad que sí nos puede dar una idea de cómo será, de verdad, el futuro: la ciencia. Que, por cierto, a estas alturas, puede ser tan catastrofista como las Pochitas y los Hayimis.