Lo que se está criticando acá es el uso del poder de manera abusiva para conseguir un objetivo político, sin que importen en absoluto las consecuencias para el país.
Siempre ha sido difícil hablar de justicia, a pesar de que una mayoría importante del país considera que es la mayor desigualdad. Cuando hablamos de justicia solemos pensar en presos emblemáticos y en lo que sentimos respecto de la situación en la que se encuentran, en lo que significó para nosotros su paso por el poder, la situación que tuvo que pasar el país, sea cual fuera el presidente o el poderoso del que se trate o el corrupto de turno.
La justicia es mucho más que eso, la justicia es el día a día, la justicia es el proceso de alimentos, la justicia es la denuncia por violencia sexual, la justicia también es el abuso de poder, la justicia supone que podamos convivir con reglas que todos respetemos y que se apliquen para todos por igual, la justicia permite la convivencia en un estado de derecho, cuando eso falla todo falla.
La justicia, también es seguridad jurídica que es el punto de partida para el crecimiento, sin seguridad jurídica no hay inversiones, sin seguridad jurídica vienen al país solamente aquellos que prefieren pocas reglas, la coima, el camino corto. Sin justicia se explota el territorio y se extraen los recursos sin que nadie supervise ni haga nada frente a la tala ilegal, a la minería ilegal y a la explotación sexual y corrupción que acompaña todos los circuitos de degradación.
Es difícil entender que un país que ha multiplicado por 7 en los últimos 20 años sus ingresos por conceptos de recaudación tributaria, tenga la tasa de mortalidad más alta en la primera ola de la pandemia, 30% de pobres y un 10% en condición de pobreza extrema. Solo lo explican la ineficiencia y la corrupción.
Nuestro país está en una etapa política muy delicada; en los últimos años se ha perdido la confianza absolutamente en los partidos políticos y en la política, hay un desencanto absoluto en todo lo que esta representa, somos incapaces de entender que sin buena política no existe un estado de bienestar que es a lo que todos aspiramos. Se pueden tener ingresos económicos importantes fruto, por ejemplo, de la minería ilegal en Madre de Dios, y esto puede generar puestos de trabajo y sin embargo esa precariedad laboral también es precariedad en la vida, en los sistemas de salud y en los sistemas de educación.
Casi 5 de cada 10 niños tiene anemia y en algunos lugares más de 6, Puno, por ejemplo. Las posibilidades de desarrollar el capital humano, que es la fuente más importante de riqueza, son casi nulas.
¿Por qué recuerdo la situación que está viviendo el país en un momento como este?
Porque nos estamos enfrentando al desmantelamiento institucional de lo poco y malo que ya existía. Y lo estamos haciendo en silencio, indiferentes, pensando que la Junta Nacional de Justicia es una cosa lejana, que no impacta en nuestra vida cotidiana. Y sin embargo es la Junta Nacional de Justicia, la que reemplazó al Consejo Nacional de la Magistratura, a propósito de las grandes denuncias que se dieron de cuellos blancos, y la barbaridad de escuchar estupefactos cómo se negociaba una sentencia por violación de un menor de edad, entre otras muchas cosas.
La Junta Nacional de Justicia es la que nombra y ratifica jueces y fiscales, pero también es la que elige a quienes garantizan los procesos electorales transparentes, tanto ONPE como el Jurado Nacional de Elecciones.
En este momento se está discutiendo en el Congreso de la República un informe que busca vacar a todos los miembros de la Junta Nacional de Justicia. ¿Cuáles son las razones por las cuales el Congreso quiere hacerlo? Es difícil entender a un Congreso lleno de mediocridad y de intereses subalternos, a un Congreso que blinda a mocha sueldos, que acepta la mentira como algo normal, que negocia para sentar un presidente que representa toda su mediocridad, a un poder del Estado que se ha visto menguado y mellado, y que cada vez nos avergüenza más. Las excepciones tienen la oportunidad de desmarcarse.
La Junta Nacional de Justicia es solamente el pretexto que pone en evidencia el abuso del poder. Cuando tienes los votos haces lo que quieres, es más o menos el mensaje que se puede leer de lo que está sucediendo. En realidad, no importa discutir cuáles son las razones, el informe es mediocre, ni siquiera tiene lógica jurídica, entra en contradicciones, no centra los puntos sobre los cuales se supone que se está discutiendo. Es solamente los votos que sumados pueden permitir el desmantelamiento de una de las instituciones que habíamos logrado consolidar.
No importa las personas que están dentro de esa Junta, fueron elegidas por sus calidades personales en un proceso transparente y probablemente los suplentes también lo sean. Lo que se está criticando acá es el uso del poder de manera abusiva para conseguir un objetivo político, sin que importe en absoluto las consecuencias para el país.
De eso es de lo que estamos hablando cuando discutimos o cuando ponemos en evidencia los riesgos de permitirle al Congreso votar y conseguir los votos para sacar una Junta Nacional de Justicia con el argumento de que uno de sus miembros ha pasado el límite de edad. Cuando Servir –que también ha sido desmantelado y que también es minado diariamente, siendo la única garantía de un servicio profesional en la administración pública– emitió un informe en el que señalaba que los requisitos para acceso suponían una edad máxima de acceso, esto no estaba regulado con relación a si debía de perder el puesto alcanzando cierta edad, por lo demás discriminatorio. Eso se podría resolver perfectamente desde una consulta al Tribunal Constitucional formal o con una ley que fijara un límite de edad, pero no, prefieren usar los votos y volver a demostrarle al país el absoluto poco respeto a la institucionalidad.
Quizá esta sea una más, una más de las evidencias de que este Congreso no nos representa y a pesar de eso tenemos que sobrevivirlo el tiempo que sea necesario por la negativa de la presidente de ir a un adelanto de elecciones y porque el tiempo sigue pasando y siguen cómodos, cobrando su sueldo con nuestro trabajo, mientras el país se desangra.
Pero pasaran sin pena ni gloria y nos levantaremos, ese es nuestro Perú, vale la pena pelear por él.
Marisol Pérez Tello
Tacneña, política, ex ministra de Justicia y Derechos Humanos