¿Quién da las alertas cuando la censura no es ejercida por los políticos, sino por los Miró Quesada?
En el programa del viernes cometí un error. Nada factual pero sí de énfasis. Pensé que algo que había pasado en el Congreso español era tan escandaloso que seguramente todo el mundo iba a destacarlo, levantarlo, hacer mucha bulla. Así que –como ese día tenía varios ángulos explotables– preferí concentrarme en otros aspectos.
Pero no.
El Operativo Maricarmen Presidenta es implacable y no admite resquicios.
Lo que casi ningún medio registró y ciertamente, ninguno levantó son estas palabras textuales del portavoz de la comisión de Relaciones Exteriores de la cámara de Diputados española, Gerardo Pisarello:
[Maricarmen Alva] habló en este cámara casi postulándose como sucesora del presidente electo.
Puse la declaración en el programa sin destacarla demasiado porque ya me parecía alarmante de por sí y, asumí, todo el mundo iba a abrir sus noticieros y destacar sus portadas con esto. O sea, una autoridad extranjera básicamente está acusando de sedición a la actual presidenta del Congreso. Eso tendría que ser una de las principales noticias del día.
Busquemos a Pisarello en los medios más representativos de la concentración de medios. Veamos el más masivo:
Quiero dejar algo en claro. No es que ellos hayan cometido el mismo error que yo: no levantar la noticia. No. Lo que ellos están haciendo es no decir nada. Le están ocultando información a sus lectores.
Veamos al combativo Perú21, que ciertamente no dejará pasar una noticia de este calibre:
No es un error. Ellos han tenido 72 horas, desde la declaración de Pisarello, para dejar registro. Pero no. Nada. Una declaración importantísima, respaldada por la evidencia, simplemente no existe.
Ahora veamos el buque emblema:
Okaaaaay. Con ese título, resulta más o menos evidente lo que va a pasar aquí, ¿no? Lamentablemente la nota está detrás de un paywall, así que los únicos que podrán leerla son todos los que fueron exitosamente mecidos por el teléfono de desuscripciones de El Comercio.
Logré que alguien me envíe la crónica por WhatsApp pero en ella –al menos en la versión impresa–, tampoco hay mención alguna a lo que dijo Pisarello.
Sí se dedica un párrafo entero a mencionar que AMLO habría salido a «atacar» a Alva si es que el mexicano supiera de su existencia (?). Lo demás es un cherrypicking de hechos para dejar bien a la presidenta del Congreso. Y la hipótesis principal: que toda crítica contra ella es parte de una narrativa oficialista.
Pero en El Mercioco no son los únicos que han ocultado varios hechos que sus lectores tienen derecho a conocer.
Miren esto:
Esta nota está basada, imagino, en el informe La República, aunque nunca se la cita como fuente. Lo impresionante es que el titular y el cuerpo del texto no tienen ninguna correspondencia. El verbo «deslegitimar» o cualquiera de sus conjugaciones solo aparece en las elucubraciones del anónimo redactor y no en el Informe de la Cancillería al que se refieren.
Parece que en el Grupo El Comercio apuestan porque su público no vaya más allá del titular. Un vistazo a las últimas portadas del diario insignia (fácilmente accesibles aquí), lo confirma:
A pesar de que los periodistas del diario suelen hacer una labor extraordinaria cubriendo el Legislativo, sus hallazgos y cobertura nunca merecen el titular principal. Todo se manda a las páginas interiores y a ese territorio prohibido detrás del muro de pago. Salvo, por supuesto, cuando haya que presionar a ciertos congresistas para que se posicionen frente a la vacancia.
Por supuesto, El Comercio tiene todo el derecho de dedicar absolutamente todas sus portadas contra el Ejecutivo. Pero eso es ocultar la mitad del problema.
Ciertamente, estamos ante el peor gobierno del siglo. Cuya caída, cuando ocurra más temprano que tarde, será en buena cuenta responsabilidad de su enorme nivel de improvisación (hasta para las corruptelas). Pero eso no quita que, en sus objetivos más nefastos, tenga al propio Congreso como aliado.
Un gobierno tan débil y desastroso como el de Castillo, por sí solo, no podría estar llevando a cabo, como lo está haciendo, al mismo tiempo, las contrarreformas universitaria, magisterial, política y del transporte. Necesita aliados en el Congreso. Pero, en el Universo El Comercio este gobierno es suficiente como para hacer todo eso solito.
Ojo que no estamos hablando solo la ultraderecha. Ningún partido de izquierda (ni la ultra ni la caviar) asomó sus narices en la marcha por la reforma universitaria y, por supuesto, votaron en bloque para anular el examen docente. El jefe del gabinete del ministerio de Educación es partidario de Verónika Mendoza. Los morados votaron por la continuidad de Alva. Aunque sea podrían levantar alguna de esas. Pero ni eso. Pareciera que la consigna es no «desprestigiar» al Congreso, a toda costa. Incluso aunque eso signifique no darles a gente que sí les cae mal.
Un ejemplo cómico de este operativo –en el que hay que darle al gobierno en el titular principal todos los días, pase lo que pase– ocurrió el lunes siguiente a la desinflada de Cuarto Poder. El audio bomba prometido era una estupidez y El Comercio no estaba preparado para un fiasco de este tipo. ¿Qué hicieron? Esto:
Esta es la portada del lunes siguiente a la patinada de Gilberto Hume y compañía. ¿A qué audio del MTC se refieren? A una conversación absolutamente intrascendente entre dos funcionarios de segundo nivel. Si quieren un poco más de contexto, se las expliqué aquí.
Insisto en algo: no estoy criticando que se haya cubierto la noticia de ese audio. Yo lo hice también. Lo que me resulta patético es que se hayan tenido que inflar el tema hasta convertirlo en el titular principal del diario más importante del país. Ese no es un criterio periodístico, sino político.
Pero incluso dejar de lado el criterio periodístico por el político podría pasarse por alto. Total, una más de El Comercio y sus satélites. Pero lo que ha pasado en el caso del affaire Alva en Madrid es que deliberadamente se ha ocultado información al 80% de lectores de prensa escrita (que es lo que cubren tooodos los diarios pertenecientes a la concentración de medios), sin mencionar a los televidentes de América y Canal N.
Sin olvidar, claro, esta histórica portada celebratoria de la alianza Miró Quesada – Chimpún Callao
Está claro que los Miró Quesada se sirven de una narrativa fácil: si criticas a la oposición, eres sombrerito/terruco/ultraizquierda. Lo que no solo es falso, sino también genera el opuesto: si criticas al gobierno, eres golpista/facho/ultraderecha. Ambas son, por supuesto, mentiras con un objetivo: que, tarde o temprano, elijas un bando. Que te pongas una de las dos camisetas. Que sí existen, claro. Pero no son las únicas. La política no es un partido de fútbol.
Y mientras eso ocurre, ambos extremos son suficientemente listos como para complotar no solo uno contra el otro sino –y eso es peor– aliarse entre ellos contra todos los demás. Contra los estudiantes, contra los peatones, contra los votantes. Contra nosotros.
El Congreso seguirá funcionando hasta el 16 de enero. Y no parecen resignados a dejarnos pasar unas fiestas tranquilas. Vayan preparándose. Una forma de ir haciéndose a la idea es, por supuesto, revisar cada día los titulares de El Comercio.