¿Por qué la derecha le teme a la democratización de la cultura?
Al leer el PL 5903/2023 CR presentado por la congresista Adriana Tudela, “Proyecto de ley que fomenta la inversión en la industria cinematográfica y audiovisual y la promoción del uso de locaciones del territorio nacional”, me preguntaba por qué una propuesta que aborda un tema cultural es planteada como un asunto meramente comercial. En sus 25 páginas, la propuesta legislativa no desarrolla la idea de cultura, de lo que significa una industria cultural o de la implicancia en el desarrollo cultural que tiene la producción cinematográfica para un país. Lo suyo, digamos, es solo el negocio.
La congresista Tudela dice que la actual Ley de Cine, el Decreto de Urgencia 022-2019, no contempla lo necesario para estimular la inversión extranjera en la industria cinematográfica nacional. ¿Tiene razón? Probablemente. ¿Eso significa que la actual Ley de Cine debe de ser borrada de un plumazo para darle pase a una Ley centrada estrictamente en lo comercial? No, pues, oiga. No.
La Ley de Cine es, por supuesto, perfectible, pero la finalidad de la norma, estipulada en el artículo 4, aborda algo que la congresista Tudela ignora por completo en su propuesta: la necesidad de entender el cine como un tema cultural y educativo, que fomenta y salvaguarda la diversidad de nuestro país, que impulsa el acceso de la ciudadanía a las producciones y que promueve la igualdad de oportunidades para la realización cinematográfica.
El PL 5903/2023 CR, por su lado, identifica como un problema de la actual ley lo siguiente: “estos subsidios [los estímulos económicos para la cultura] están pensados principalmente para producciones nacionales, creando además un marco de clara discriminación positiva en favor de producciones en lenguas indígenas u originarias […] En ese sentido, se observa que la intención de la norma no es promover la inversión en el Perú gracias a la industria cinematográfica si no, únicamente, fomentar la creación de obras audiovisuales en favor de la cultura nacional, con prioridad en poblaciones específicas”.
Y eso, ¿por qué estaría mal?
La congresista intentó defenderse. Hay quienes dicen que lo logró. Cada quien ve lo que quiere —o lo que puede ver, sospecho—, y yo veo una defensa pobre. Tudela acepta que no se reunió con ningún gremio cinematográfico peruano, pero sí con otros gremios. ¿Qué gremios? ¿Son gremios que se verían beneficiados por este PL o qué otros intereses se están viendo involucrados en la elaboración de este documento que pretende normar la actividad cinematográfica sin consultar a los involucrados? Adriana Tudela podría callar estas críticas con la simple voluntad de sincerar quiénes fueron los consultados y convocar a cineastas y demás involucrados en la actividad, pero su reticencia no hace otra cosa que despertar suspicacias.
Otra cosa: en ningún momento explica por qué sería necesario recortar los estímulos económicos para promover la inversión extranjera. Al respecto, recomiendo leer este completísimo hilo de Twitter de Santiago Alfaro, ex director general de Industrias Culturales del MINCUL, y del cual destaco lo siguiente:
Sospecho que su reticencia a reunirse con el gremio cinematográfico no es inocente, pero también veo de dónde viene: de un lugar en el que la discriminación positiva es un problema y no una herramienta para buscar soluciones. Me gustaría entrevistar a la congresista y preguntarle qué entiende ella por cultura y por qué su PL no desarrolla la idea del cine como producto cultural, sino solo como producto comercial. Me gustaría preguntarle también por qué se refiere a que los estímulos deberían darse “en igualdad de oportunidades para todos” sin contemplar las desigualdades de las que parten los proyectos de cine regional o en lenguas originarias. ¿Qué es igualdad para usted, congresista Tudela?
Quienes defienden el PL 5903/2023 no son capaces de hacer una autocrítica y reconocer sus problemas de planteamiento. Se limitan a llamar “caviares” a todas aquellas personas que nos oponemos a este PL y a que se limite al cine o a cualquier otro producto cultural a una dimensión comercial. ¿La diversidad cultural siempre fue un asunto de “caviares”? ¿Por qué la derecha le teme a la diversidad cultural cuando esta no se limita a ser una muda postal #MarcaPerú? Ensayo una respuesta: Entre muchas otras razones, le teme porque no hay nada peor para quienes defienden un pensamiento único que ver cómo les enrostran públicamente que están equivocados.
Katherine Subirana Abanto es periodista.