Hola, gracias por resucitar la calumnia dominical.
Este es un momento difícil para la prensa. Muchos columnistas –a pedido de sus medios– han optado por continuar escribiendo sin paga hasta que la cosa mejore.
El problema es ése: cuándo la cosa mejorará.
Yo no podía darme ese lujo. Mi única actividad remunerada antes de esta cuarentena consistía en escribir mis libros y mi columna. El libro que estaba escribiendo entró en paréntesis (no tiene sentido por el momento). Y, sin recibir un pago por la columna, prefería emplear mis sábados en descansar de la actividad frenética que implica lanzar La Encerrona de lunes a viernes.
Hasta que llegaron ustedes.
Ustedes están leyendo esto en Patreon, un sistema que me permite administrar suscripciones. Tiene algunos problemas, lo sé. Está en inglés. Cobra en dólares. Resulta poco intuitivo para un no-iniciado. Pero es lo mejor que encontré y –sorpresa, sorpresa– ¡está funcionando!
Funciona tan bien que las dos primeras metas se cumplieron en menos de 24 horas. Esto garantizaba dos cosas: comprarme un micrófono de verdad y prolongar La Encerrona, al menos, un mes más.
Y ambas cosas están garantizadas. Este es el micrófono que compré. Gracias a los comentarios que recibí de ustedes, tanto por aquí como en los grupos de WhatsApp y Telegram, me ayudaron a decidirme por este modelo. Ojalá sea la compra adecuada.
La segunda meta, también cumplida, garantiza la continuidad del proyecto al menos hasta finales de junio. Esto no quiere decir que a finales de junio se cancele La Encerrona. Quiere decir que me he comprometido con ustedes en continuar, pase lo que pase, hasta entonces. Después de esa fecha límite, dependerá también del éxito de las formas alternativas de financiamiento (publicidad, Yape, onlyfans; lo que sea necesario). Para eso se han establecido las metas posteriores.
De hecho, la tercera meta ya se cumplió y por eso todos nosotros estamos aquí ahora: vuelve la calumnia dominical.
Gracias por eso.
Insisto: yo quería descansar hoy. No había calculado que llegaríamos a esta tercera meta esta semana, ni siquiera este mes. Pero aquí estamos y no puedo más que agradecerlo. Es un momento espantoso para todos. Incierto, en el mejor de los casos. Que se hayan tomado un ratito para matricularse aquí me vacuna –al menos por un momento– contra mi eterno pesimismo y refuerza –vaya que refuerza– mi tan accidentado idealismo.
Me disculparán, eso sí, que haya hecho trampa hoy. Que la calumnia no tenga nada que ver con el mundo allá afuera y tenga todo que ver conmigo (y contigo). Prometo que la siguiente semana retomaremos nuestra programación habitual.
Sin embargo, hoy quería tomarme un momento para establecer el estado de la cuestión.
Dejar claras las reglas de juego.
Para mí, lo principal –desde siempre, pero sobre todo en estos momentos– es que la información sea libre. Que circule. Que no sea un privilegio de los que puedan pagarla. No sirve de nada que un grupito de gente esté informada. Lo ideal es que todos lo estemos. Que tus tías y tú estén enteradas de lo mismo; que tu papá y tú tengan un conocimiento básico común; que tu vecino que sale sin mascarilla tenga al menos la posibilidad de enterarse de por qué eso está mal. Establecer barreras de acceso a la información es establecer barreras de entendimiento común entre todos.
Pero una columna no es información, es opinión.
Trazar la diferencia entre ambas no es fácil en estos días, pero es necesario. Distinguir entre lo que crees y lo que sabes, debería ser una habilidad con la que salimos del colegio.
Ese es el objetivo principal de mantener esta columna exclusiva solo para Patreons. Un recordatorio permanente de que esto es mi opinión. No es información. Debería dar lo mismo, honestamente, si la lees o no.
Lo importante –lo que debe mantenerse de libre acceso– es lo que circula de lunes a viernes. Allí trato que se diferencie claramente cuándo estoy opinando (primer bloque) y cuándo estoy informando (los otros dos bloques). A veces se entrelazan, por supuesto, porque una opinión desinformada no vale nada y porque una información que valga la pena convertir en titular, es una información que genera algún tipo de discusión. Pero intento separarlas.
Por eso esta calumnia –que suele ser pura opinión– se mantendrá exclusiva para Patreons, al menos durante las primeras 24 horas. Porque tus tías, tu papá y tu vecino pueden perfectamente vivir sin la opinión ajena. Pero ninguno de nosotros podrá sobrevivir todo esto si no está correctamente informado.
Por eso, y mientras exista, La Encerrona, gracias a ustedes, seguirá siendo libre y gratis.
Hasta mañana.