Algunos datos sobre cómo se manejan los diarios con sus «colaboradores». Y una llamada a la acción.
No sé si todos por aquí vieron esto. Arriba tienen una imagen del pdf de cómo apareció El Comercio hace unos días. El espacio en blanco no es un error: los jefazos del diario decidieron trasladar un problema interno a los lectores.
Hago el zoom, por si lo necesitan:
Francamente, alucinante. En mis décadas de lector de periódicos, jamás había visto algo así, en ningún lugar del mundo, ni en los diarios más amarillos, menos en el considerado de referencia en el país.
Rodríguez-Olivari respondió de forma muy alturada, en un hilo en el que explicaba que solía aceptar las invitaciones porque genuinamente cree «en mejorar el debate público», lo que «implica participar y formar parte de espacios ad honorem pese a las diferencias horarias, múltiples tareas y constantes crisis, que a los profesionales de ciencia política en particular, nos lleva a estar (lamentablemente) 24/7 atentos».
Y sí. Han leído bien. Ad honorem. Por si no quedó claro, se explicita aquí:
Esto es algo que la absoluta mayoría de lectores de diarios peruanos ignora: la absoluta mayoría de columnas periodísticas no se pagan.
Esto, que ya era más o menos una norma antes de la pandemia, se volvió el estándar absoluto gracias a la cuarentena. El bajón de ventas implicó que a los pocos columnistas pagados les bajaran la tarifa o, directamente, les propusieran continuar gratis. Esta es la situación que llevó a que –por esos meses iniciales del covid– se abriera este patreon, por ejemplo, o que se lanzara la excelente, necesaria y siempre recomendable plataforma Jugo de Caigua.
Aún así, muchas grandes firmas se mantuvieron allí con la expectativa de poder contribuir al debate público desde las páginas de los diarios. Algo más que debatible, por supuesto. Por un lado, la espiral de descrédito de los medios no tiene cuándo acabar (y a sus dueños no les importa: su negocio no es el de la credibilidad, sino el de la influencia; el de su influencia).
Por otro lado, por supuesto, tenemos esto:
¿Cómo contribuir a la opinión pública si la opinión pública no accede a lo que decimos?
Dirán que es solo un registro. ¿Cuánta gente realmente se tomará el tiempo? En otros casos, el texto es solo para suscriptores. ¿Cuánta gente realmente se habrá suscrito? Y para citar el caso de El Comercio, ¿realmente cuántos suscriptores les quedan que no estén pensando ya como El Comercio quiere que piensen? Imagino que, para un autor con ganas de influir en el debate público, la idea es llegar a las mentes abiertas, no a las barreras de pago.
Puede parecer irónico que lo esté diciendo aquí, en una plataforma de pago como Patreon. Pero, como sabrán, los textos aquí publicados se liberan a las 24 horas y, por eso mismo, son de muy fácil acceso a través de Google (algo crucial: a diferencia de las redes sociales, un motor de búsqueda te ofrece acceso a información fuera de tu burbuja social).
Entonces: Si eres un académico con ganas de contribuir al descarrilado debate público, no solo tendrás que invertir un tiempo (que no te sobra) para publicar una columna (que no pagan), sino que terminará sepultada tras una barrera de pago (que no se lee).
Y ay de ti si no fracasas en alimentar gratis a la Corporación de Mil Cabezas. Te puede pasar esto:
Pero las cosas pueden ser distintas
Nuestros suscriptores se habrán dado cuenta que ni Romina ni yo –que tenemos espacios fijos aquí– estamos escribiendo de forma regular. No puedo hablar por ella, claro, pero en mi caso, a veces, es una ausencia de cosas qué decir. Nuestra coyuntura es tan circular que temo agregar más ruido a la cacofonía.
Pero hay un mundo allá afuera. Un mundo de ideas que podrían separar la paja del trigo. Un mundo de voces que no tienen plataforma. Un mundo que no tiene dónde recibir respeto por su trabajo.
Así que, desde hoy, vamos a relanzar el Patreon para convertirlo en lo que hace falta:
un espacio de debate escrito que le paga a sus colaboradores.
Que no solo cumple con la norma elemental de no maltratar a quien te hace un favor. Sino que no será un favor: será un trabajo como cualquier otro.
En una época en la que el anti-intelectualismo crece, vayamos en sentido contrario. El trabajo y la experiencia de tantos investigadores académicos debería servir para algo más que rellenar páginas de gente que no les paga.
¿Cómo lo haremos?
Muy sencillo. Hemos actualizado los objetivos de este Patreon.
Así que hoy empieza la búsqueda. Si están de acuerdo, díganle a sus amigos y a su familia que se suscriban a este Patreon. Cualquier nivel es bueno.
A partir de hoy, el Patreon no solo servirá para que el programa se mantenga (¡ya somos cinco integrantes!), sino para tratar de contribuir un poquito a la conversación pública. No esperen, eso sí, que siempre convoquemos a gente con pensamientos similares. Si no, no sería un debate.
Por si acaso, hay otras metas:
Esta meta me emociona. Hay vida (y muy grandes plumas) más allá de la realidad nacional. Pero vamos viendo.
Todo, por supuesto, depende del flujo de suscripciones. A ver cómo nos va. La cosa está dura pero siento que varios podríamos apuntalar un poquito el respeto (y el mercado).
¿Cómo pueden contribuir ustedes? Como siempre: rótenla.
Y crucen los dedos.