El cachascán te debería importar. Es un arte elaborado, es un medio consumido masivamente a nivel mundial y además es una plataforma de entretenimiento que ha sabido mejorar todos sus aspectos más cancelables para mantenerse más relevante que nunca para todas y todos sus fans. Tengo argumentos académicos, tengo argumentos económicos. Léeme un rato mientras trato de convencerte de que la lucha libre es un fenómeno cultural importantísimo ahorita.
Durante los últimos años, la empresa de cachascán WWE ha estado transformándose y revolucionando consigo el mundo del entretenimiento. Si te pones a pensar, era absolutamente necesario que lo hicieran para sobrevivir el Siglo XXI. Si eres lo suficientemente viejo para recordar a luchadores como Kane o Stone Cold Steve Austin, vivir aún bajo la ilusión de que las peleas que estás viendo en la tele son reales es imposible. Para lidiar con esto, la liga se re-brandeó como un medio de entretenimiento en vez de fingir ser un verdadero deporte competitivo. Ahora existen un sin fin de podcasts y documentales en los que los luchadores, productores y guionistas de los programas cuentan sus anécdotas detrás de las escenas, rompiendo personaje y todo.
Romper la cuarta pared ha traído una nueva ola de respeto hacia el arte del cachascán, cuando como espectadores podemos apreciar la combinación de arte dramático, coreografías atléticas e improvisación escénica. Entender la lucha libre como un estilo de arte no es exclusivo para los fans contemporáneos. Nerds famosos como Roland Barthes ya estaban escribiendo ensayos al respecto a finales de los 50s en los que se fascinaba analizando el valor del simbolismo cultural detrás de los personajes y narrativas en el cachascán francés que él presenciaba allá en la época (‘catch’). Hoy con los fuegos artificiales, narrativas dramáticos que duran años y contenido intertextual multimediático a Barthes le explotaría la cabeza.
Pero no es sólo la audiencia boomer la que la WWE ha logrado mantener, sino que también ha expandido en una audiencia que la mayoría de organizaciones de entretenimiento deportivo suelen dejar por completo de lado: la audiencia femenina. Durante la última década la WWE ha invertido tiempo y dedicación a sus atletas femeninas dándoles mayor exposición y guiones más decentes, que en los 90s y 2000s casi exclusivamente utilizaban a las mujeres para sexualizarlas, o que tengan un rol secundario como la novia de algún otro luchador.
Hoy tenemos luchadoras como Bayley y Rhea Ripley que son tan famosas como lo fueron John Cena o Chris Jericho en sus épocas. Los eventos femeninos ya no son peleas de relleno ‘para que la gente vaya al baño entre las peleas de verdad’ sino que suelen ser eventos principales, con fans enardecidos dispuestos a comprar merch. Según un artículo de Forbes, la luchadora Alexa Bliss tiene el segundo récord de ventas en toda la historia de la WWE, sólo detrás del famosísimo Stone Cold. La WWE vio el potencial de la lucha femenina, lo cultivó y dio fruto.
La salida del controversial CEO y villano de la vida real Vince McMahon llevó que la compañía ahora sea liderada por su nuero, Paul Levesque, que muchos recordamos por su nombre artístico Triple H. Los cambios le dieron un gran respiro a la empresa y hoy en día la WWE sigue latiendo más fuerte que nunca y constantemente batiendo records de rating y taquillas.
El 6 y 7 de Abril se llevó a cabo el Wrestlemania 40 en Philadelphia. El evento más importante del año de la liga más grande de lucha libre del planeta solía durar hasta más de cinco horas, pero desde hace unos años se dieron cuenta que era mejor partir el contenido en dos fechas. No sólo era menos agotador para la audiencia, sino que así también lograban vender el doble de número de entradas. Con Dwayne ‘La Roca’ Johnson volviendo al escenario después de haberse retirado hace cinco años para uno de los eventos principales, este año más de 145 mil presenciaron el Wrestlemania en vivo y casi 660 millones de televidentes a nivel mundial entre ambos días. Eso es más o menos 5 veces más que el Super Bowl y un poco más de un tercio de los espectadores de la final de la Copa Mundial de FIFA.
Ignorar que la WWE es un competidor e innovador importantísimo del mundo del entretenimiento hoy en día es como lo equivalente a pensar que Taylor Swift va a pasar de moda dentro de unos años. No. El cachascán está aquí para quedarse y además sigue creciendo.
Ray Ray Paprika (a) «Rafael Gutiérrez» es periodista y crítico de medios.