Desde Josie Diez Canseco hasta Rosa María Cifuentes, pasando por el inefable Hayimi y demás embusteros, un breve repaso de sus múltiples patinadas.
Porque alguien tiene que hacerlo, retomamos una tradición que el próximo año cumplirá un quinceañero solitario: fact-checkear las predicciones astrológicas/cabalísticas/esotéricas del año que se fue.
Empecemos por lo más irónico. Resulta que a fines de 2022, Pelé se encontraba muy grave. Por supuesto, mis coleguitas –ávidos de primicias– preguntaron por el astro brasileño. Algunos, como la chamana andina Ana María Simeón, «Librana», aseguraron que saldría bien, gracias a sus conjuros y bendiciones. Pero la gran mayoría, como Cleofe, pronosticaron su muerte para el año siguiente, lo que parecía ser una apuesta segura en el caso de un señor de 82 años hospitalizado en estado grave. Pues ni eso les ligó. Pelé literalmente se les adelantó y falleció el 29 de diciembre del 2022.
Del deporte, pasemos a la farándula. Continuando la funesta costumbre de interesarnos por la vida privada ajena, diversos videntes, como José Luis Valencia, advirtieron, por ejemplo, que Alejandra Baigorria y Said Palao “en unos cinco o seis meses se van a distanciar. Un nuevo amor llegará a la vida de Alejandra, le sale la carta del triunfo”. Una googleadita nos basta para comprobar que ambos personajes están pasando, en estos momentos, su año nuevo en Singapur. Esto, por mencionar algunos ejemplos (otro notorio es la continuidad del programa de Karina Copello que, a pesar de los felices augurios del vidente, acaba de ser cancelado).
Las patinadas pueden tener alcance internacional. Como las de Mhoni Vidente en Publimetro, que profetizó que Gerald Piqué tendría una hija (hasta el sexo de la criatura especificó) y que «ya está preparando boda». También, a nivel local, la señora Mhoni anunció nuevas elecciones y que los peruanos…
“…sabrán escoger bien; será un hombre joven, inteligente, fuerte, economista que sacará adelante completamente al país, con tendencia de centro-derecha, otra vez quitando a la izquierda del Perú”, aseguró la tarotista con la carta de la Templanza en sus manos.
Y esto es importante para el recuento de este año. Como recordarán, hace 365 días el Perú se encontraba en la incertidumbre. Boluarte acababa de asumir, en medio de protestas que durarían varias semanas más y que ya estaban siendo salvajemente reprimidas. Este es el contexto de su predicciones. Así que varios jugaron sobre lo que parecía seguro, y apostaron por un inminente adelanto electoral.
Esto pasó, por ejemplo, con Roberto Granda y Milagros Albarracín, quienes, entrevistados en Exitosa, vaticinaron al alimón «un audio» que obligaría a Boluarte «a dar un paso al costado». Y veían «una nueva presidenta». En la misma estación radial, Soralla de los Ángeles también habló de «destapes de corrupción» y que, junto «al aumento de las protestas», acabarían con el gobierno de la primera presidenta que ha tenido nuestro país.
Aunque quizás la demostración más divertida de que estos pretendidos iluminados están tan desconcertados como nosotros es la mesa redonda organizada por Josie Diez Canseco, junto a Hayimi, Carmen Briceño, Mossul y Mirtha Vergara. Es fantástica. Hayimi dijo que Boluarte «no iba a tener comunión con el Congreso» y aseguraba que «en marzo» iba a ver un escándalo. Josie asentía y aseguraba que el escándalo tenía que ver con corrupción. Mossul aseguró que «no la veo culminando su gobierno». «La vacan», retrucaba Josie, «no es que convoque a elecciones». Mirtha Vergara aseguraba que «la pareja» de Dina iba «a robar» y que eso desataría el anunciado escándalo. La única que discrepó fue Carmen Briceño, que se mostraba alarmada por «los provincianos que van a venir a Lima entorpeciendo a los comercios y la gente trabajadora».
Para no perder la costumbre, Hayimi repitió su vieja receta de augurar una muerte. En este caso, «un expresidente» que iba a partir «a la otra dimensión» en abril o mayo. Quizás las cartas le jugaron mal y lo que vio es a Toledo llegando a la dimensión muy conocida de Barbadillo.
El colmo de la saladera fue ponerse a hablar de economía, justo cuando se venía el primer año con recesión que hemos vivido en el siglo. Carmen Briceño pronosticó que después «del primer trimestre van a regresar las inversiones extranjeras». Mossul aseguró que la economía «va a mejorar» a mediados de mayo. «En junio, julio, ya vamos a poder respirar», después de las protestas. Mirtha Vergara le atribuyó esa mejora a la mismísima Dina: «aquí está el as de oro, ella está parada allí».
Otra que trajo lindos y muy fallidos pronósticos económicos fue la ubicua Rosa Maria Cifuentes, la Phillip Butters del horóscopo: una brujita que ahora también lanza opiniones políticas construidas no sobre la base de la lectura del tarot, sino de la última cadena de WhatsApp. Quizás por eso El Comercio le regaló cuatro paginazas en la edición de fin de año de su revista Somos. En ellas, además de reseñar su biografía, la señora se lanzó con patinadas estilo: «en agosto comenzará a mejorar la economía» o «en febrero van a llegar asesores internacionales para reflotar el Perú; situación positiva, durará año y medio».
En radio Oxígeno, Cifuentes le atribuyó esta «mejora económica» a Urano. Allí también habló de «un accidente de avión» que hasta ahora seguimos esperando y explicó que «Saturno, que es Cristo, se está acercando a Piscis», lo que significaba que «se levantan los pueblos de países dictadores (sic)». Así, vaticinaba que íbamos a cambiar Netflix por las transmisiones en vivo de los jucios a varios presidentes.
Huelga referir que ninguno de los mencionados avisoró ni siquiera algo tan grande (y geopolíticamente predecible) como el conflicto en Gaza. Y, claro, ni los astros ni los planetas ni las cartas ni los espíritus nos avisaron de la caída de La Mujer de la Década™ (a) «Vane».
Si quieren corroborar qué pasó de verdad en el 2023, les recomiendo este resumen que hizo Romina Badoino. Después de verlo, espero que coincidamos en esta predicción: que va a ser difícil que el 2024 sea peor. Aunque, lamentablemente, los peruanos hemos demostrado, una y otra vez, que lo podemos todo.