Exactamente hace dos meses, Waldo Mendoza no sospechaba que pronto se convertiría en ministro de Economía. Entonces, lo entrevistó Gestión, donde soltó esta profecía:
«Matemáticamente es muy complicado que se revierta esta tendencia tendría que pasar que repentinamente nos volvemos hiperirresponsables o tendría que haber una apertura muy indiscriminada de actividades económicas».
Y por eso se inventó la expresión zapatero a tus zapatos.
Veamos el aumento de defunciones en la provincia de Piura en estos días. Gráfico elaborado por Rodrigo Parra Wong:
Hay un repunte bastante claro, que se inicia el 15 de noviembre. Esto indicaría, si tenemos en cuenta cómo evoluciona la enfermedad, que esta segunda ola piurana se habría iniciado en los primeros días de ese mes.
Recordemos qué pasó a inicios de noviembre en Piura:
Los casos se quintuplicaron en Máncora a inicios de noviembre. Por supuesto, esta es solo una hipótesis, puesto que en el Perú el rastreo epidemiológico tiene más de astrología que de astronomía.
Antes de seguir, me gustaría quejarme una vez más de la falta de indicadores confiables en el Perú. Se insiste aún (cada vez menos, es cierto, pero se insiste aún) en utilizar las pruebas rápidas –que tienen otros usos– para diagnosticar Covid e ingresar casos a la estadística. Lo que convierte en inciertas las cifras de «contagiados» que reportan las distintas salas situacionales de las regiones.
Eso significa que, para determinar un aumento de casos, los únicos indicadores inapelables son, lamentablemente, el «exceso» de fallecidos y la cantidad de personas que requieren una cama UCI.
Ya vimos fallecidos. Veamos las camas UCI en Piura. Gráfico de la iniciativa Open Covid Perú.
Todas las camas UCI de Piura están ocupadas. A diferencia del indicador anterior, este se refiere al departamento de Piura, no a la provincia. En este caso, las camas UCI empezaron a llenarse a fin de mes.
Hay muchas explicaciones para esto. Máncora y otros balnearios no cuentan con camas UCI. Si te pones grave en una playa te van a trasladar a donde sea que haya camas. Eso significaba, hasta hace unos días, la capital. ¿Tumbes? Olvídalo. Solo hay dos hospitales allí. Lo más cercano sería el Hospital Modular de EsSalud en Talara, anunciado para octubre y que todavía no entra en funcionamiento.
La Sala Situacional de la Diresa Piura presenta un informe bastante completo en la medida de sus posibilidades. Su indicador de letalidad presenta un indicio de cuáles podrían ser los focos. Recordemos que «letalidad» se refiere al porcentaje de fallecidos sobre casos «confirmados» en una zona. No es un indicador tan contundente como los dos que establecimos pero –en vista que los otros dos ya confirman una situación de rebrote– vale la pena echarle un ojo.
De los 65 distritos de Piura, casi la mitad (28) se ubican por encima del promedio nacional de letalidad (3,34). Veamos solo qué distritos aparecen en el Top 10. Tenemos allí dos balnearios: Máncora y Lobitos.
El Tiempo de Piura, durante esta semana, ha avisado de casos en aumento, además de Máncora y Lobitos, también en los distritos playeros de Colán y Los Órganos.
Hasta aquí, el patrón de inicio de la segunda ola se parece mucho al europeo: juerga playera. Ojo: no quiere decir que la gente se contagiara en la playa (que, como el espacio abierto que es, no entraña mayor riesgo), sino en el entorno de espacios cerrados alrededor, especialmente bares y discotecas.
Pero hay otro factor de inicio de segunda ola en el Perú que es idéntico al otro factor de inicio de segunda ola europea: la explotación laboral agrícola.
Este es un informe de julio de este año, pleno verano europeo. El famoso brote de Lleida que desató la segunda ola en el continente está asociado a las condiciones infrahumanas de los trabajadores agrícolas de la zona, principalmente inmigrantes africanos conocidos como «temporeros«. Fue un brote que empezó, ahora se sabe, en junio. A nivel estacional, eso es como decir diciembre, en el hemisferio sur.
¿Les suena familiar?
Ahora regresemos al cuadro de letalidad de Piura. Allí solo dos distritos del Top 10 son balnearios. Los demás –Sicchez, Chulucunas, Tambogrande, La Matanza, Buenos Aires…– todos son zonas agrícolas.
El presidente de la Federación Médica de Piura, Arnaldo Vite, explica que…
…con la reactivación económica y dada la campaña de cosecha de uva y mango, las empresas están contratando a mucha gente y esto estaría ocasionado aglomeraciones, tanto en buses como en los centros de trabajo.
“La gente se está desplazando desde sus caseríos a donde están los centros de acopio de fruta y si no se aplican las medidas de bioseguridad, habrá muchos contagios”.
Esto es un calco no solo del inicio de la segunda ola europea, sino también de lo que desató la primera ola más grande de todo nuestro país: la de Ica. Esa región tuvo el brote más grave del Perú, en proporción a su población. Como informó la periodista Rosario Huayanca, de Codehica, ese estallido estuvo estrechamente vinculado, entre otros factores, a las condiciones de explotación de los trabajadores agrícolas de la zona.
En resumen, en Piura se reúnen dos condiciones que fueron determinantes para el estallido de la segunda ola europea: juerga veraniega y explotación agrícola.
Hay otras regiones que presentan ciertos indicadores al alza. Pero, como hemos visto, en nuestro país esos indicadores (positividad, por ejemplo) no significan mucho por sí solos. Necesitan verse en contexto con los otros.
De esas regiones que empiezan a llamar la atención, solo dos presentan aumento en uno de los dos indicadores más confiables que hemos establecido: alza de ocupación UCI. Ellas son Lambayeque y Cusco. Todavía parece demasiado pronto para asegurar nada en ninguna de las dos. De hecho, el aumento en Lambayeque parece deberse a que está centralizando pacientes de otras regiones.
Es decir, por el momento, únicamente podemos hablar de un rebrote en Piura. Ni siquiera se trata, exactamente, una segunda ola. Aún. Podría ser el inicio, sí. Pero estamos a tiempo de detenerla.
Y por si se lo están preguntando: No, no hay ningún indicador o indicio de algún posible rebrote debido a las marchas. Ni las fechas ni los lugares cuadran. No hay relación, correlación o causalidad. Esto solo corrobora lo que ya se había observado en manifestaciones en Estados Unidos, España y Argentina: que manifestarse al aire libre es bastante seguro.
¿Saben qué no es seguro? Reunirse con la familia por Navidad. Peor aún: cenar juntos. En Estados Unidos, que sigue en estado de catástrofe, continúan esperando las consecuencias del «mayor evento de supercontagios»: las cenas de Acción de Gracias de la semana pasada.
Piura fue una de las regiones más impactadas por la primera ola. En estos días nos está demostrando que, no importa cuánto hayamos sufrido hasta ahora, los peruanos no estamos inmunizados, como creyó el ahora ministro de Economía. Mientras, Europa es una profecía veraniega que parecemos empeñados en cumplir. Y, finalmente, los Estados Unidos son la advertencia de que, en nuestro país, las reuniones navideñas y las fiestas de Año Nuevo podrían ser los detonantes de nuevas tragedias sanitarias y económicas… en plena campaña electoral.
Lo de Piura podría ser un rebrote aislado o el inicio de una segunda ola que nos vuelva a ubicar en los récords mundiales de la pandemia. Depende de nosotros. En particular, depende de nuestros deseos navideños. Regalémonos un 2021 sin más tragedias.